(18) Memoria de la Hacienda Nacional de la República Mexicana, presentada a las Cámaras por el Ministro del ramo en julio de 1839, [primera parte], México, Imprenta del Águila, dirigida por José Ximeno, 1840, 37 pp.
Firmada por Francisco Lombardo (25 de julio de 1839).
Período: 1838-1839
Se localiza: BNCL, BNLR, BIIH, BAGN, BIM-Mfilm, BColmex-Mfilm.
No tiene anexos.
Síntesis del contenido:
La memoria abarca el período del 1° de julio de 1837 al 31 de diciembre de 1838 y resalta, ante todo, la gran crisis desatada por la guerra con Francia. Durante este período, las rentas totales ascendieron a la suma de 25,018,121 pesos, que, en producto líquido, significaban 22,555,521 pesos. Estas cifras, sin embargo, no representaban el producto efectivo, pues restando diversas partidas contables el producto líquido real era solamente de 10, 822,321 pesos. Las entradas habían bajado, respecto al año anterior, en un 19%.
Más que el proporcionar datos, esta memoria resume opiniones sobre los obstáculos imperantes en el sistema fiscal de entonces. Respecto a los impuestos sobre el comercio exterior que se recaudaban en las aduanas marítimas y fronterizas, señala que los cálculos que el ministerio habitualmente formulaba por lo general fallaban. Los déficits eran llenados con contratos de préstamos más o menos ruinosos que no dejaban sino nuevas necesidades, abriendo así un abismo. El ministro ve un gran inconveniente en considerar a la renta marítima como el recurso capital del erario, pues con cualquier amago de una potencia -como había ocurrido con Francia entonces- este recurso se desvanecía.
En cuanto a los impuestos sobre el comercio interior, destacaba que los más importantes eran las alcabalas y el derecho de consumo impuesto a los efectos extranjeros. Se detiene brevemente en los inconvenientes del sistema de alcabalas señalando, entre sus defectos inmediatos, “la anticipación de un capital a la venta de los artículos que causa el impuesto; las vejaciones que sufre el comerciante, mayores muchas veces que el valor de los derechos, aún prescindiendo de la parte moral de ellos, que nunca han querido considerar los simples rentistas […]; la falta de proporción en las penas con que se castiga el contrabando; el número exorbitante de empleados que exige la recaudación; lo costoso de ésta y la inmoralidad que produce la lucha continua del interés particular con el del fisco”.
Concluye enfatizando que todos los ramos de la administración pública deben formar un sistema unido y armonioso, ligado a una sola finalidad. Afirma que no debe ser reformada la Hacienda de forma aislada, sino debe formar parte de un órgano general.