Memoria 20 (mayo-julio de 1840)

(20) Memoria de la Hacienda Nacional de la República Mexicana, presentada a las Cámaras por el ministro del ramo en julio de 1840, [primera parte], México, Imprenta del Águila, dirigida por José Ximeno, 1841, 37 pp., tablas.

Firmada por Javier Echeverría (14 de julio de 1840).

Período: mayo-julio de 1840 (1839).

Se localiza: BNCLBNLR, BSMGE, Bcondumex, BAGN.  

No tiene anexos

Síntesis del contenido:

La primer parte del informe la dedica Echeverría a analizar las aduanas y los impuestos del comercio exterior, destacando la importancia de la reorganización (13 de mayo de 1840) de las aduanas marítimas y terrestres. Señala la necesidad de un mejor arancel y de un estudio para el establecimiento de aduanas más seguras en los territorios fronterizos. Con cierta satisfacción comunica un aumento en los impuestos aduanales interiores de los derechos de consumos pesos debido al efecto causado por el fin del bloqueo comercial de Francia, lo que ha facilitado una amplia circulación de mercancías extranjeras y nacionales. También observa de forma positiva el aumento en la renta del correo y del ramo de las salinas; afirma que los recursos extraordinarios alcanzaron a 11,591,345 pesos.

Al referirse a la deuda nacional Echeverría propone su capitalización, lo cual se lograría mediante la conciliación de los intereses de los tenedores de bonos ingleses con los del erario nacional, y a partir de esta base pagar los dividendos vencidos desde el 1° de octubre de 1837 a julio de 1840.

Con respecto al presupuesto deja entrever que el déficit se debe, sobre todo, a los gastos de Guerra y Marina. También hace notar que el aumento en los ingresos no es precisamente a causa de los productos efectivos recaudados por las rentas del erario, sino a partidas extraordinarias. Enfatiza que la riqueza del país se debe medir a partir de los ingresos obtenidos a través de sus aduanas marítimas y que con ellas se debe pagar la deuda nacional.

Otro problema que destaca es el de la contabilidad: se queja del su mal estado a nivel nacional y particular, y de la mala organización de las oficinas que no permite obtener datos completos y rápidos. Propone eliminar procedimientos oscuros y complicados arrastrados desde la colonia; limitar el número de oficinas y empleados; ofrecer datos precisos y desglosados de los rendimientos de los impuestos. Señala la necesidad de una organización eficaz y sencilla de la Tesorería General para conocer con exactitud el monto de los ingresos y egresos.

Considera el sistema de alcabalas como fundamental dentro del régimen tributario del país, pero indica que existe confusión sobre su cobro, lo cual se debe a la falta de uniformidad general de los impuestos para todos los Departamentos del país. Sugiere la ratificación de un plan de contribuciones directas y el establecimiento de mayor uniformidad en las contribuciones indirectas. Asimismo indica que deben sustituirse gradualmente las contribuciones indirectas con las directas.

Con respecto a la acuñación de moneda afirma que el gobierno no insistir en realizar utilidades sino limitarse a vigilar que la moneda salga uniforme y exacta de acuerdo a la ley, peso y tipo; insiste asimismo que deben limitarse los costos para que el minero no sufriese mayor gravamen.

Exhorta a la fijación específica de las atribuciones propias del Banco Nacional de Amortización del Cobre. Señala la falta de organización del ramo del Crédito Interno que no permite analizar en detalle los montos de la deuda y determinar como se pueden obtener mejores condiciones tanto para el Estado como para sus acreedores.

Por último, argumenta que para evitar la “empleomanía” que produce excesivos egresos al erario es necesario capitalizar los empleos, fijar los sueldos en proporción al trabajo y responsabilidades, limitar los empleos a los puramente precisos para el servicio público, y hacer efectiva la responsabilidad de los empleados en los delitos que cometen mediante una administración de justicia recta e imparcial.