Encargado de Hacienda:
Del 15 al 23 de julio de 1849.
Del 28 de junio al 3 de julio de 1850.
Nació en la ciudad de México y estudió en el Colegio de San Juan de Letrán. Figura como uno de los fundadores de la Academia de Letrán (1836), y sostiene una polémica con el Conde de la Cortina acerca del nuevo plan de estudios de historia de dicha institución (1844). Se le designó ministro de Relaciones Exteriores durante la administración de José Joaquín Herrera (1849); mientras desempeñaba este puesto, ratificó el permiso concedido al gobierno norteamericano para construir una vía de comunicación por el Istmo de Tehuantepec, por lo que Lacunza presentó un contra-proyecto a los Estados Unidos en relación al Istmo.
Fungiendo como de ministro de Relaciones (16 al 23 de julio de 1849 y del 28 de junio al 3 de julio de 1850), también se hace cargo de la cartera de Hacienda. Se le designó magistrado de la Suprema Corte de Justicia (diciembre de 1857). Al desempeñarse como diputado federal (1862) se opuso a la suspensión de los pagos de la deuda exterior. Durante el Segundo Imperio colaboró con Maximiliano, quien lo designó consejero de Estado. Posteriormente, Lacunza fue nombrado presidente del gabinete que se formó cuando Maximiliano resolvió permanecer en México.[1] Además es nombrado ministro de Hacienda (1866), como tal, y ante la critica situación fiscal, decidió disminuir el número de empleados y establecer una contribución del 6% sobre el producto líquido de las fincas urbanas y del 7% sobre el de las rústicas.
Ante la caída del Imperio resuelve exilarse en La Habana, Cuba, en donde muere.[2]
[1] “A principios de 1867, cuando el emperador sale hacia Querétaro, le confía la Regencia de México, misma que ejerce junto con Teodosio Lares y Leonardo Márquez. Al salir, el archiduque le deja el encargo de «construir definitivamente a la nación, luego que termine la guerra por el triunfo de las armas imperiales».”
[2] Cárdenas de la Peña, vol.2, pp.295.